lunes, 28 de septiembre de 2009

El krill es un pequeño crustáceo que vive en aguas frías. Para sus funciones digestivas necesita proteasas. ¿Qué mejor sitio para encontrar proteasas que trabajen a bajas temperaturas que el krill?


Así lo entendieron investigadores del Centro de Ingeniería Bioquímica y Biotecnología de la Universidad de Chile, CIBYB.

Bucearon en los estómagos del krill durante años y medio. Encontraron cuatro encimas que trabajaban a menos de veinte grados centígrados. De ellas destacaba una, una proteasa. El director del equipo era Juan Asenjo y sus colaboradores la bautizaron como juanasa. Y así se ha quedado.

La juanasa muestra un fuerte capacidad de digerir proteínas (es decir de eliminar manchas) a muy baja temperatura.

El rendimiento que se obtiene del krill es pequeño, de cada 2,4 kg de krill sólo se puede obtener 4,7 ml de juanasa.

Lo razonable es tratar de hacer lo que se ha hecho con otras proteasas que se fabrican industrialmente, hacer un organismo transgénico que la haga multiplicarse. Probablemente una levadura.

Para ello hay que buscar el ADN del animal. Identificar el gen. Transferir el gen y que todo funciones.

El primer problema se lo encontraron para localizar el ADN entero. Lo lograron yendo a la Antártida y congelando krill en nitrógeno líquido.

Ahora están en la fase de identificación del genoma...

Los siguientes pasos deben ser identificar el gen y transferirlo a una levadura. Después probar el proceso de producción y tratar de industrializarlo.

Y si todo va bien, en unos años tendremos detergentes que serán capaces de lavar estupendamente bien a menos de veinte grados centígrados; es decir con agua fría. Ello sin duda significará un rediseño de las lavadoras: más sencillas pues no necesitarán calentar el agua. Más baratas. Menos despilfarradoras de materiales.

Ahorraremos energía, disminuiremos consumo de petróleo, disminuiremos posibilidad de prestiges[1] y hasta disminuiremos probabilidad de guerras.

Poco a poco vamos ganando la guerra contra la dependencia del petróleo.

En este caso hay otro factor interesante, la investigación viene de Chile. Chile no es un país del que suelan venir las novedades científicas, aunque tiene un importante potencial investigador. Es bueno que de vez en cuando se oiga hablar de la investigación que se hace en los países de lengua hispana.

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